martes, 10 de diciembre de 2013

S e r á



Será para cuando esté lista, sin presión, sin apuros
sin conveniencia para ninguno
será cuando el alma tenga apertura para el humano, 
el día que me despoje de mis prejuicios
y te diga; aquí estoy,  ya nada importa
heme aquí, frente a ti
con mis ojos clavados en tu pupila.

Será cuando la sonrisa sea natural y no fingida 
cuando decida que mi cuerpo afligido 
descanse entre el paréntesis de tus brazos.

será para cuando tenga la certeza 
de la verdad de tu corazón.
Será cuando tu espíritu
encuentre refugio y gozo en el mio.

Será cuando sienta que eres auténtico
será cuando la verdad de tu ser
se abra diáfana a mis ojos.

Será para cuando quieras 
pasar el resto de tus días a mi lado.

Será cuando tenga que ser. . .





lunes, 9 de diciembre de 2013

De la noche y la pasión




Aquella noche explosiva, mística y kármica

dio paso a una mañana copiosa y edénica

La pasión, el desenfreno y el amor;

rondaron por cada esquina de mi sutil espacio,

esa misma fiebre de pasión, ardor y deseo;

se quedó a perpetuar el sentido del verdadero amor


el mismo que se abre paso en cada poro 

de de la piel amada y que deja flores sembradas 

como signo de lo inmediato, 

de lo latente, de lo próximo, de lo palpable.


Ese momento intenso de noche y madrugada, 

conmovida por caricias recuperadas, aletargadas en el ayer;

ayudó a olvidar vanas ilusiones pasajeras, esas que 

estuvieron embotelladas en la estupidez 

de un tiempo no concretado.





Viajes no sobrios




Sabor a licor, a sal y a limón del isntante

solo eso queda, solo eso, solo eso…

Después que la vida te pasa factura;

ves en el espejo el recuerdo de lo ido 

y la verdad de lo presente…

¡Ah cuanta vida echada a la nada!, 

cuanto tiempo desperdiciado en un viaje 

en un viaje a través del tiempo

viaje inútil, inútil viaje, inútil encuentro.

La distancia pasada es cofre que no debe abrirse, 

cofre de viajes, de viajes temerarios, de temerarios viajes, 

viajes a través de lo posible y lo imposible…

Viaje inútil, inútil viaje, viaje estúpido, estúpido viaje…

Ya sus besos no saben a nada, a nada, nada,

nunca supieron a nada, a nada supieron

procurando el sabor que nunca tuvo, nunca, nunca…

se perdió en la anestesia de un momento

se perdió inventándose su propio cuento

se perdió en el sabor del momento…

en el sabor del licor, a la sal y al limón del instante . . . .





martes, 3 de diciembre de 2013

Se de un niño que sabe de una mujer


Ella, en la madurez de sus años, pensativa mira al cielo, con ese rictus de virgen pasada de moda, piensa en lo injusto, en ese juego en el que la vida envuelve a las personas poniéndolas en lugares equivocados, dando o quitando años, juntando o separando amores, hablando idiomas diferentes con la lengua, pero el mismo idioma con el corazón. Dueña de un sentimiento del tamaño del mundo, un sentimiento herido, sangrante, un sentimiento listo para ser hospitalizado, los ojos que reflejaban su interior no pueden mentir.

Él, joven soñador, alegre, optimista, enamorado de cuanto la vida le pone enfrente, la ve como ese algo inalcanzable, como a la diosa intocable, como a ese ser al que hay que proteger y dar amor, se quiere meter en ella para protegerle y curarle el corazón, ese corazón que raya en nostalgia, la quiere para si, la quiere por esas cosas que nadie puede explicar.
A diario la sueña y la trae a su mente y en ese deseo de cercanía, la coloca a su lado. 

- Me gustan mucho tus ojos. –le dice con ternura - quiero verme en ellos, ¿Te puedo llamar Penélope?
- Dime como quieras mi niño. -Responde ella con dulzura – Aunque mis ojos amenazan con apagarse
- No mi amor, déjame besarlos. -Le replica -Eres tan dulce, haces que me palpite el corazón y se sonroje mi alma. Mi dulce Penélope, solo quiero verte sonreír, pues tu sonrisa es adorno a tu belleza.
- Tus palabras me alientan en mi nostalgia, ahora que siento como si el frío se llevara mi alma hacia otro lado. – Musita ella, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
- ¡Mujer! – Suspira él, en un impulso por abrazarla. 
- Debo irme – Dice ella con un sollozo apagado y volándosele el vaporoso velo que cubre su rostro. -Te veré hasta que mi alma regrese a este cuerpo nostálgico.
- ¡Mujer! – vuelve a decir él, cogiendo el velo entre sus manos y tratando de contenerla.
- Adiós mi niño, no quiero agobiarte, adiós…
- ¡Mi amada! No me agobias, preciosa, no te vayas…
- Me voy, que en el ocaso se junta el cielo con el mar. - Susurra ella con armónico arpegio. 
- Y viene la noche ¡Mi amada! Te esperaré hasta que nuestras almas se encuentren. – Le dice, lleno de deseo incontenible.
- Así será – Dice con su voz cansada, y lanzándole un beso que se desvanece como ella misma en medio de la nada.

El se queda sentado viéndola desaparecer, por un momento quiere abrazar la nada, pero la nada lo deja silbando “Mi alegría” en silencio. 
La espera en el mismo sitio, asomado a la ventana con flores en las manos, flores que luego se marchitan en la espera. Sabe que ella volverá, su apasionado optimismo se lo dice, sabe que volverá el día que ella decida despojarse de la cordura que la atrapa y solo entonces ambos sonreirán y el sueño se habrá acabado.

- ¿Me esperabas mi niño? - dice ella, y él sonríe como si nunca se hubiese ido.


C a m i n e m o s





Si de contacto natural se trata; te invito a caminar 

se que estas ahí sentado, esperando

entonces se me ocurre que caminemos juntos

no ofrezco una vida de rosas, 

ni ser la diosa que esperas

me ofrezco a mi misma 

así sencilla tal cual soy

la mujer que vive en silencio

en armonía con sus duendes

la mujer que te ha visto

la que se conmueve.


Es hora de andar el sendero, 

el arte hecho vida nos espera….

andando, antes que muera la intención 

y se me termine de arrugar la piel y el alma.